En la opinión de muchos el litio representa quizás el petróleo del futuro y eso ha hecho que empresas de notable importancia hayan comenzado a establecer sus plantas extractivas para su explotación. De igual manera otras empresas del sector automotor han empezado a comprar participaciones o acciones de compañías dedicadas a la explotación del cobalto.
En realidad no se conocen grandes o importantes reservas de ninguno de estos minerales e inclusive en el caso del cobalto se cree que en cualquier momento su creciente demanda podría llegar a superar por mucho las reservas disponibles y existentes. Todo ello obviamente afecta su valor, el cual tiende a incrementarse considerablemente a corto o mediano plazo.
Las cifras de los últimos años apuntan a un crecimiento de hasta un 400% y cada vez que surge alguna novedad en relación a la producción de coches eléctricos su precio reacciona positivamente. La forma de inversión más común hasta ahora es a través de la compra de participaciones en empresas que se han dedicado a su explotación.
Ha de tenerse en cuenta que ya Amnistía Internacional ha puesto su atención en lo que se refiere a las minas en las cuales se extrae cobalto al comprobar que en estas se da empleo a niños o menores de edad, en condiciones de insalubridad y con jornadas de muchas horas, recibiendo a cambio un muy miserable salario, lo cual no parece haber impactado negativamente en sus precios.