Dracula, cuyo nombre real fue Vlad Tepes, fue un rumano que vivió en el siglo XV fue muy conocido por su sadismo y crueldad, era fanatico de la práctica de empalamientos de grandes personas, pero realmente no fue un vampiro como todos piensan, aunque según las novelas y las películas es asociado con un vampiro que regresa de las tinieblas en busca de cuellos para alimentarse de su sangre, mientras deambula por la noche.
El Dracula real no fue así, este fue diferente y por ningún motivo era considerado romántico, pero si tuvo una vida llena de momentos sangrientos, era llamado también Vlad III, Vlad Dracul o como «El Empalador», fue un príncipe en Valaquia, territorio que actualmente pertenece a Rumanía, se dedicó a aterrorizar a sus súbditos con asesinatos en masa, es posible que haya asesinado a más de cien mil personas.
Dracula disfrutaba asistiendo a ver muertes lentas en las que se incluían las torturas, descuartizamientos, pero especialmente a los empalamientos, de donde proviene su apodo, pero no mordía cuellos para chuparles la sangre; Vlad Tepes fue un tirano y un guerrero sangriento, pero jamás un vampiro, esta cualidad le fue dada en la mitología rumana haciendo referencia a su vida sangrienta.
Dracula murió asesinado en el año 1476 en una emboscada realizada por sus propios soldados, para entregar su cabeza a los enemigos turcos, la cabeza de Vlad Tepes fue colgada en una estaca en pleno centro de Estambul, pero jamás se supo en realidad que ocurrió con sus restos, aunque muchos afirman que fueron enterrados en el Monasterio de Snagov, cerca de Bucarest.